La familia normal en la obra se da a conocer, mediante las descripciones del protagonista y su punto de vista, como una familia en la cual todos los miembros están unidos entre sí por un fuerte vínculo. Se reúnen en el salón a ver partidos de baloncesto, comen juntos, comparten sus aficciones y sus penas, etc …
Para Claudio, el estereotipo perfecto de familia normal es la de Claudio. Pero no la escoge al azar, sino que hay todo un procedimiento de observación antes de decidirse a entrar en esa casa precisamente y escribir sobre ella. Durante el verano le obsesiona la familia de Rafa, y los observa desde el parque, hasta que, finalmente, logra introducirse a ella.
El hecho de no tener una familia « normal » (padre minusválido y madre ausente) es la causa principal por la cual decide adentrarse y observar una jornada típica de una familia de clase media-alta, y quizás la forma con la que los describe (con una pretendida superioridad) sea un modo de venganza hacia la familia que parece feliz, una especie de envidia que le conduce hacia el voyeurismo, porque él se encuentra en el extremo opuesto.
El chico de la última fila nos hace reflexionar sobre lo que ocurre cuando un personaje aparece en la vida del otro y altera su existencia, sobre la manipulación que Claudio ejerce sobre Rafa y simultáneamente sobre Germán. Resalta el poder de la palabra y la capacidad de generar historia y forjar mundos posibles gracias a ella.
La introducción de Claudio en la vida privada de la familia no sólo supone una introsmisión en la intimidad ajena, sino también lo hace público al enseñarlo a su profesor que, a su vez, lo enseña a su mujer.
Al principio parece que sólo quiere saber cómo viven los Artola. Cada vez se interesa más por su vida, poco a poco intenta observar escenas más íntimas, invadiendo el espacio personal de éstos. Pero al final, la obra nos da a entender que en realidad tenía la intención de llamar la atención de su profesor, convirtiéndolo en otra de sus víctimas, para conseguir entrar en su casa e invadir su intimidad y la de su pareja. Es posible que su última intención sea la de tener una relación a la vez con ésta y con la madre de su compañero. Pero esta cuestión no queda aclarada totalmente, el autor nos deja imaginar lo que puede haber pasado.
Dicho esto, el tema central de la obra sería la relación entre maestro y alumno, y la curiosidad que provoca la vida de los otros. Juana, que descubre la intención de Claudio desde su primer escrito, advierte a su marido del peligro de lo que escribe, e insiste en que Germán hable con su alumno. Pero éste se siente absorbido por el relato de su alumno: no puede soportar el hecho de que los « continuará… », que Claudio escribe (intencionadamente) tras acabar cada relato, no tengan una prologación, por lo que se encuentra atrapado en el juego de su alumno. Tiene una actitud reprobable, porque, de alguna manera, está animando a su alumno a escribir más sobre la familia. Aunque no lo manifieste, muestra una complicidad con Claudio y sus astucias, permitiendo que los manipule para que el texto que su alumno va creando sobre la familia de Rafa tenga los criterios de una buena novela : un buen título, un factor sorpresa, un final imprevisible, etc. Esto hace que, de manera inconsciente, pasa de su oficio de maestro, a otra nueva víctima de las maniobras de Claudio, que no está interesado únicamente en la familia Artola, sino también en la suya.
De hecho, Claudio manipula la vida de gran parte de los personajes para crear la trama, sin que ellos se den cuenta, y convierte a la mayoría de los personajes en un peón más del juego.
El personaje de Juana se nos presenta inicialmente con una moral y ética rígida, persuadiendo a Germán para que no anime a su alumno a entrometerse en la vida de los demás, e incluso pidiéndole que le denuncie al Centro. En algunos momentos, Germán se muestra afectado por ello, pero el poder de lo que escribe su alumno es todavía más fuerte que el de la « voz de su conciencia ».
Rafa padre es un personaje que no se muestra muy afectado por lo que ocurre. Representa al cabeza de la familia, que busca reconocimiento profesional y afianza en su trabajo, y cuyo tiempo libre está dominado por los partidos de baloncesto, tanto tras una pantalla como en un terreno de juego.
Éster, por su parte, se refugia tras las revistas de decoración y la reforma de la casa. No está totalmente satisfecha por su carrera, que desea retomar tras haberla dejado para dedicarse a sus hijos. Probablemente sea la debilidad de Éster, que al principio duda de su actitud y que, finalmente, se deja llevar, la que haya permitido el acercamiento seductor de Claudio, o quizás la falta de un ambiente materno durante su vida.
BIBLIOGRAFÍA:
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